La propuesta para la ampliación del hospital de Montecchio Maggiore consistía en una nueva edificación extremadamente racionalista (siguiendo puramente criterios hospitalarios de distribución y funcionamiento) que se situaba en la parcela adyacente al hospital actual.
Mediante una planta baja fluida que enlazaba el cuerpo existente y la nueva edificación racionalista del nuevo hospital, y gracias a la creación de un acceso por este cuerpo, se potenciaban una serie de recorridos que mejoraban las circulaciones del hospital existente, separaban los recorridos externos de los internos, y dentro de éstos los limpios de los sucios.
Este espacio nexo de planta baja, de características diametralmente opuestas al cuerpo racionalista del hospital (materiales ligeros, espacios esponjosos, luminosidad permanente) concentraba todos los usos secundarios pero necesarios para el buen funcionamiento de un hospital (cafetería, capilla, salas de conferencias, salas de espera general…), a la vez que liberaba de tensiones un equipamiento especialmente sensible a estas.
Finalmente, el tratamiento homogéneo de las fachadas con pieles exteriores, el uso de paramentos translúcidos, o la colocación de lucernarios en la cubierta, hacía del edificio un espacio constantemente iluminado con luz natural, y por tanto mucho más agradable en su uso.
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