Durante el desarrollo de las obras de construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, han aparecido nuevas necesidades arquitectónicas. Estas son fruto de la adaptación de la Basílica a los nuevos parámetros de gestión de las instalaciones y del control de accesos y seguridad necesarios en un edificio de esta magnitud.
El anillo de instalaciones está concebida como un recorrido perimetral y transversal a través del templo para nutrir a todos los espacios con servicios tradicionales como agua o electricidad, y de otros más nuevos como las telecomunicaciones, clima o la luz natural mediante fibra óptica.
Por otro lado, el nuevo Centro de Seguridad y Operaciones nace de la necesidad de la Basílica de situar los servicios de control en un espacio amplio y central, debido al aumento constante de visitantes y la simultaneidad con los trabajos de construcción del propio templo. Estará situado en el segundo sótano y se comunicará con el museo, el templo, el coro y las buhardillas de la nave central.