La Sagrada Familia cubre de aguas las naves central y laterales, el transepto, el crucero y el ábside, con los correspondientes hiperboloides de revolución. Esta actuación ha sido posible gracias a un proceso deductivo que ha permitido el conocimiento preciso de la generación de todas las formas de las bóvedas de las naves, formadas por hiperboloides de revolución, paraboloides y planos, con las intersecciones, siguiendo siempre directrices o generatrices de las cuádricas.